41.
Rafaela subió corriendo las escaleras. Entró al cuarto de sus padres. Encontró a su mamá boca abajo. Revisó los cajones. Encontró el revolver y unas cuantas balas sueltas. Buscó el pomo con somníferos, hasta que se dio cuenta que Marcela lo tenía sujeto entre las manos. Se lo quitó con delicadeza. Sacó una pastilla y se la metió a la boca. Sacó unas cuantas más y dejó el pomo donde lo había encontrado.
Logró escuchar la música que sonaba desde hacía rato en el equipo de la sala. Sin duda era una canción de The Cure, pero no creía haberla escuchado antes. Desde las escaleras de servicio sintió unos pasos que se acercaron. La pastilla que había tomado tuvo un efecto inmediato. Cuando menos se lo esperaba una sombra la golpeó en la nuca. Rafaela cayó. La canción decía algo así como:
But I don't care if you don't
And I don't feel if you don't…
Cuando pudo volver en sí se dio cuenta que había vomitado saliva. Estaba tirada en el piso y un hombre, al que no pudo reconocer, le estaba apuntado con una pistola vieja y oxidada. El revolver de su papá había caído a unos metros de distancia. De pronto se dio cuenta de que era Coco quien la había golpeado. Rafaela le preguntó:
- ¿Qué estás haciendo?
Coco tensó su mandíbula. Levantó el brazo, apuntando a la cabeza de Rafaela. Por un momento sus músculos lo traicionaron.
- ¿Qué te pasa? -Le preguntó ella.
Coco disparó. El arma se atascó. La bala no salió. Rafaela aprovechó la pausa para darle una patada en la cara. Coco, que vestía un polo viejo y desteñido, cayó hacia atrás. Su arma voló unos metros en dirección a las escaleras de servicio. Rafaela se puso de pié y cogió el revolver de su padre. Coco le respondió el golpe con una patada en el estómago. Rafaela se dobló en dos. El arma de su padre volvió a caer al piso. Coco la recogió sonriendo. Rafaela susurró que podían llegar a un acuerdo.
La canción de The Cure se repetía una y otra vez. Las risas eran extraídas de un programa cómico como el de Chespirito. Lo interesante era que Luis hacía chistes y todos reían, y aquello resultaba en su naturaleza bastante irreal, al menos a los ojos de él, que jamás había contado un chiste, y que jamás imaginó estar sentado junto a Patricia riéndose.
Rafaela bajó las escaleras. Su papá estaba demasiado ocupado discutiendo con Sokolich como para prestarle atención. Ella caminó muy rígida por toda la sala, como si ocultara algo; ni su hermana, ni los amigos de su hermana se dieron cuenta de nada, en parte porque la música estaba demasiado alta y en parte porque todos estaban discutiendo. Unos amigos de Patricia se pusieron a bailar. En la sala íntima la discusión de Bobadilla y Sokolich se hizo más aguda. Veían los procedimientos a seguir según el dato que les había proporcionado Luis.
Los amigos de Patricia estaban contentos porque Luis era el enamorado que ellos solían ver con Patricia en la época en que se habían conocido, la misma época en que habían descubierto a The Cure, entre otras bandas inglesas de los ochentas, comentaban eso cuando Rafaela trajo desde la cocina una copa de champagne burbujeante para su hermana.
Rafaela subió corriendo las escaleras. Entró al cuarto de sus padres. Encontró a su mamá boca abajo. Revisó los cajones. Encontró el revolver y unas cuantas balas sueltas. Buscó el pomo con somníferos, hasta que se dio cuenta que Marcela lo tenía sujeto entre las manos. Se lo quitó con delicadeza. Sacó una pastilla y se la metió a la boca. Sacó unas cuantas más y dejó el pomo donde lo había encontrado.
Logró escuchar la música que sonaba desde hacía rato en el equipo de la sala. Sin duda era una canción de The Cure, pero no creía haberla escuchado antes. Desde las escaleras de servicio sintió unos pasos que se acercaron. La pastilla que había tomado tuvo un efecto inmediato. Cuando menos se lo esperaba una sombra la golpeó en la nuca. Rafaela cayó. La canción decía algo así como:
But I don't care if you don't
And I don't feel if you don't…
Cuando pudo volver en sí se dio cuenta que había vomitado saliva. Estaba tirada en el piso y un hombre, al que no pudo reconocer, le estaba apuntado con una pistola vieja y oxidada. El revolver de su papá había caído a unos metros de distancia. De pronto se dio cuenta de que era Coco quien la había golpeado. Rafaela le preguntó:
- ¿Qué estás haciendo?
Coco tensó su mandíbula. Levantó el brazo, apuntando a la cabeza de Rafaela. Por un momento sus músculos lo traicionaron.
- ¿Qué te pasa? -Le preguntó ella.
Coco disparó. El arma se atascó. La bala no salió. Rafaela aprovechó la pausa para darle una patada en la cara. Coco, que vestía un polo viejo y desteñido, cayó hacia atrás. Su arma voló unos metros en dirección a las escaleras de servicio. Rafaela se puso de pié y cogió el revolver de su padre. Coco le respondió el golpe con una patada en el estómago. Rafaela se dobló en dos. El arma de su padre volvió a caer al piso. Coco la recogió sonriendo. Rafaela susurró que podían llegar a un acuerdo.
La canción de The Cure se repetía una y otra vez. Las risas eran extraídas de un programa cómico como el de Chespirito. Lo interesante era que Luis hacía chistes y todos reían, y aquello resultaba en su naturaleza bastante irreal, al menos a los ojos de él, que jamás había contado un chiste, y que jamás imaginó estar sentado junto a Patricia riéndose.
Rafaela bajó las escaleras. Su papá estaba demasiado ocupado discutiendo con Sokolich como para prestarle atención. Ella caminó muy rígida por toda la sala, como si ocultara algo; ni su hermana, ni los amigos de su hermana se dieron cuenta de nada, en parte porque la música estaba demasiado alta y en parte porque todos estaban discutiendo. Unos amigos de Patricia se pusieron a bailar. En la sala íntima la discusión de Bobadilla y Sokolich se hizo más aguda. Veían los procedimientos a seguir según el dato que les había proporcionado Luis.
Los amigos de Patricia estaban contentos porque Luis era el enamorado que ellos solían ver con Patricia en la época en que se habían conocido, la misma época en que habían descubierto a The Cure, entre otras bandas inglesas de los ochentas, comentaban eso cuando Rafaela trajo desde la cocina una copa de champagne burbujeante para su hermana.
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